Abandonar LGBTQ+… y no mirar atrás

Cuando solía identificarme como LGTBQ+, aunque a veces estaba feliz, no estaba alegre y, a menudo, estaba al borde de la desesperación. Mi mentalidad era que la “regla de castidad de la Iglesia” significaba que no podía amar a quien quería amar, haciendo que la “castidad” pareciera una triste supresión de mi “naturaleza” en lugar de un medio para amar más profundamente y una manera de experimentar mayor paz, esperanza, amor, alegría y libertad, en medio de un camino de crecimiento personal. Mi forma de pensar limitó mis percepciones sobre en quién podría convertirme como persona, lo que limitó mis percepciones sobre mi viaje potencial hacia la realización. Esto me hizo creer que automáticamente se me prohibió convertirme en esposo/padre en un matrimonio sagrado con un cónyuge del sexo opuesto.

Mi forma de pensar cambió después de despertar a la realidad de que las atracciones/inclinaciones sexuales/románticas experimentadas no son permanentes. Llegué a esta conclusión después de darme cuenta de que los apetitos no son permanentes y que los apetitos sexuales/románticos son simplemente un subconjunto de los apetitos. Para mí, esto era una lógica cristalina, y era todo lo que necesitaba saber para reconocer la naturaleza no permanente de cualquier atracción/inclinación sexual/romántica experimentada. Sin embargo, después de este despertar, mi mentalidad requirió un ajuste con respecto a la sexualidad, mi perspectiva de quién “soy yo,” y la castidad.

Ese cambio de mentalidad rompió las cadenas que me ataban, lo que inhibía mi comprensión de lo que Dios podía hacer conmigo. Hoy, con mi mentalidad transformada acerca de la castidad, ahora sé que el matrimonio/paternidad santa es posible. Sin embargo, debe probar la búsqueda de amistades sagradas de casta a través de las cuales pueden surgir atracciones/inclinaciones románticas/sexuales sagradas de casta (incluso si las atracciones hacia el mismo sexo y/o las inclinaciones transgénero pueden continuar persistiendo hasta cierto punto ).

Muchos católicos con experiencias como la mía, aunque todavía se esfuerzan por amar a Dios, todavía tienen mentalidades que no están abiertas a la castidad tal como la entiende la Iglesia y, por lo tanto, no están abiertas a esas mismas posibilidades. Cuando solía adoptar una mentalidad LGBTQ+, probé la desesperación y la tristeza de esa mentalidad, y sé que estoy lejos de estar solo en esa experiencia.