Por el amor de Dios, no te conformes
No suelo escuchar la radio. Pero sí a los podcasts. A mi propia lista con las ventanas bajas, sí. Nunca alguno de esos shows molestos de conversaciones. La Providencia de Dios estaba trabajando cuando encendí la radio y la dejé prendida. Los anfitriones estaban hablando de un estudio realizado sobre felicidad psicológica y estabilidad de vida. Les pedían a los oyentes que llamaran y comentaran cuál era la decisión más importante de la vida. ¿Qué carrera elegir? ¿Cuánto viajar? ¿Títulos a obtener? ¿Amigos a tener? ¿Número de ceros en tu recibo de sueldo?
La respuesta: quién eliges para casarte.
No fue en la radio católica de EWTN, en la radio cristiana, no fue algún podcast “motivacional”, era la radio secular. Abrí mi corazón y me dispuse a escuchar lo que decían. Siendo que trabajo y llevo a cientos de estudiantes de secundaria a retiros, quienes hablan SIN PARAR sobre sus vidas románticas, me afectó. Puesto que conozco y me amigo con tantas personas (jóvenes y no tan jóvenes) que buscan un amor verdadero y duradero, me afectó.
A mis amigos que están leyendo este blog, he aquí el único mensaje que siempre les dirigiré: sé, yo sé qué tan solitario puede volverse la vida. Sé qué tan difícil es encontrar compañía y relaciones reales, auténticas. La siento todos los días. Puedes conocer personas que piensen igual que tú, personas que se rían con tus bromas, personas que te llevarán a cenar o a compartir un helado, personas que te compartirán lo que pasa por sus corazones con confianza y vulnerabilidad, personas que te serán locamente atractivas, personas con quienes podrás “pasar el rato”, pero tu corazón vale la lucha, asique NO TE CONFORMES.
A la atracción le puede faltar la conexión profunda y emocional. Al encanto le pueden faltar valores y morales. Las bromas graciosas pueden estar carentes de apoyo y aliento. Una cita cada viernes a la noche puede distraerte de perseguir tus sueños. Mantener alguien a tu lado porque tienes miedo a estar solo siempre estigmatizará tu personalidad, tu identidad y tu potencial.
Ruego, ruego profundamente, para que todos (leyendo esto o no) no se conformen. Nuestro Señor necesita, anhela, desea e intercede por todas nuestras vidas amorosas. Si el amor es lo más grande que hay sobre la Tierra, podemos ser pacientes y esperar por la clase más grande de amor, en vez de conformarnos debido al tiempo. El amor puede soportar todas las dificultades de la soledad y dolores del corazón. El amor es paciente, es servicial, no busca su propio interés, sino que busca los muchos caminos de Dios, por lo que debemos ser como el amor, e imitarlo. (1 Cor 13, 4)
Conformarnos en nuestra relación es como volver a casa tan impaciente y hambriento que te detienes en un local de comida rápida y te pides las porciones más grandes para saciar tu hambre, sólo para llegar a casa y encontrarte con que tu madre está preparándote tu comida y tu postre favoritos. Desafortunadamente, estás saciado por la comida rápida y no puedes disfrutar del don preparado para ti. Tu madre, quien preparó todo para ti, entenderá y aceptará la situación, aunque deseará haber podido darte algo de su amor y de su entrega. Lo mismo sucede con Dios en nuestras vidas románticas. Él quiere darnos la mejor historia de amor para nuestras vidas.
Si lo que buscas es atención, es ser vista, ser notada, que te lleven a algún lugar un viernes a la noche, que te pregunten cómo estuvo tu día, recibir ese mensaje de buenos días por la mañana, entonces la buena noticia es que puedes obtener todas esas cosas Y de un modo tanto más genuino que con alguien que no busca perseguir tu corazón y preservar tu dignidad. Tómate un momento y piensa: decir que quieres una relación es realmente decir que quieres una relación. Conlleva una profunda madurez y oración constante saber qué persona elegir para compartir el resto de tu vida. En palabras de Sarah Swafford, “conviértete en el hombre o mujer de TUS sueños, y atraerás al hombre o mujer de tus sueños”.
Supe, muchas veces, que me estaba conformando. Acallaba mi corazón, me ponía en presencia de Dios y le pedía su gracia para ser valiente y terminar las cosas. ¿Regresaba para intentar hacer que la relación funcionara? Por supuesto. ¿Funcionaba? No.
La pregunta que siempre me hacen y me hago es: “¿Cómo sabré?”
Esta es mi respuesta: cuando la paz y el amor de Dios sobrepasen todo entendimiento. Cuando estés solo contigo mismo, solo con Dios y con tu corazón, experimentarás algo tan real y genuino de Amor que te agradecerás, y le agradecerás a Dios por haber esperado.