Noches de bodas y anillos de bodas
Cualquiera que haya andado el camino puede decirte…guardar el sexo para el matrimonio es un viaje desafiante.
Puedes escuchar atentamente a las personas que dicen que vale la pena y leer todo y ver los frutos concretos sobre eso en tus relaciones de citas, y creer con todo tu corazón que habrá valido totalmente la espera si entras a una nueva vida con un cónyuge elegido cuidadosamente. Todos quienes toman esta decisión lo hacen por diversas razones… algunos se basan en la fe, otros por razones de salud, y otras personas reconocen los muchos beneficios por fuera de la fe que están añadidos a semejante compromiso. Cual sea el motivo detrás de ello, es un viaje desafiante lleno de decisiones difíciles, conversaciones incómodas, y llena de comentarios sarcásticos y palabras protectoras.
Esta decisión, sin embargo, no es como otras decisiones a largo plazo. Considera un viaje de pérdida de peso (decides bajar unos 40 kilos), logras bajar unos 10 kilos y puedes escucharte decir… wow, esto vale la pena. Voy a mantener el ritmo aunque sea duro. Cuando tienes una prueba tangible de que cada pequeña y ardua decisión de comer sanamente y ejercitarte marca la diferencia en días o semanas, lo hace más fácil de perseverar.
Pero este compromiso no es como cuando bajas de peso, o como cuando pagas las cuotas del colegio poco a poco y ves cómo decae la cantidad de dinero… no hay una forma real de saber qué tanto valió la pena soportar todos los apodos y burlas en un mundo que te dice que el sexo es tan casual y ordinario (común) como pedir una pizza.
He transitado esa vía con todo lo que conlleva. Esto es lo que he aprendido; quiero compartir con ustedes del otro lado.
Reservar el sexo para el matrimonio lo vale porque el día después de tu noche de bodas verás este anillo en tu mano izquierda. Elegí un anillo con diamantes y él eligió uno simple de oro. Estuvimos largo rato buscando los perfectos.
Hay un malentendido general sobre los anillos de bodas, y sé esto porque soy una mujer que ha estado con grupos de amigas en conversaciones sobre hombres atractivos observados en público… mujeres intentando ver si tiene un anillo… hasta que ven un anillo en su mano… “Recórcholis, ¡está casado!”
Esto es así… el anillo no significa solamente que está casado… su anillo es signo de que una mujer le prometió su vida a él. El anillo es signo de la promesa de ella., no de la suya. El que ella usa es el signo de la promesa de él… mientras él pone el anillo en la mano de ella, él dice “te doy este anillo como signo de mi amor y fidelidad”. Entonces cuando ves un anillo de boda en la mano de una persona, es un signo concreto de que hay alguien en algún lugar del mundo que le prometió amarla para siempre.
En la noche de fin de año del 2015, me desperté con un anillo de bodas resplandeciente en mi mano. El día anterior, mi esposo lo había colocado en mi mano y me había prometido amarme, en la prosperidad como en la adversidad, en la salud como en la enfermedad, todos los días de su vida. Esperar a que ese anillo estuviera en mi mano para entregarle mi virginidad a un hombre fue la mejor decisión que alguna vez tomé (además de elegir seguir a Jesús, claro).
¿Por qué? Porque este anillo no dejaba ningún margen para la preocupación. Este anillo eliminaba toda posibilidad de arrepentimiento, pánico o miedo. Este anillo hacía que me fuera imposible preocuparme sobre lo que podría suceder a continuación… eliminaba las preguntas que podían llenar las cabezas de las personas luego de tener sexo con un extraño, con un novio o una novia, con un amigo… ¿Llamará? ¿En qué está pensando ella? ¿Qué acabo de hacer? ¿Estamos ahora en una relación? ¿Qué pasa ahora? ¿Qué pasa si alguien se entera? ¿Qué pasa si me quedo embarazada? ¿Debería sentirme culpable?
Este anillo en mi mano era una certeza de que ninguna de estas preguntas era necesaria. Este anillo significaba que él llamaría. Significaba que él permanecería cerca luego de tres semanas, seis meses, y cinco años. Significaba que si quedaba embarazada, él estaría a mi lado en cada momento del embarazo, en la crianza de un hijo, y verlo pasar de la niñez a la adultez. No daba lugar a los sentimientos de culpa, tristeza, arrepentimiento, o temor… sólo daba lugar a los sentimientos de profunda alegría, paz, y con la sabiduría de que soy amada, en mi totalidad, así como soy.
No permitas que nadie te convenza de lo contrario…
Esperar a que ese anillo esté en tu mano es lo mejor que puedes hacer en tu propio beneficio, en beneficio de tu futuro ser y de tu futuro matrimonio.
Reservar el sexo para el matrimonio es una decisión que vale la pena, ya sea que contraigas matrimonio o no. Ahora ya sabes… si no has esperado a que el anillo esté en tu mano… puedes decidir comenzar hoy mismo a esperar. Tengo incontables amigos que han alcanzado un día límite en sus vidas cuando decidieron… de este día en adelante, esperaré por mi futuro esposo o esposa. No subestimes el poder de nuestro Dios quien promete hacer nuevas todas las cosas.
Mis amigos, suele haber una gran dificultad al momento de realizar tamaños compromisos que preserven nuestra dignidad, valor y estima, estas resoluciones van consistentemente en contra de todo lo que la cultura proclama desde las azoteas sobre quiénes somos y lo que es bueno y lo que es el amor. Pero estas son decisiones que atañen una plenitud verdadera, una paz perenne, y un amor auténtico. Estas son decisiones de las que nunca te arrepentirás… estas son las decisiones que hacen que nuestra noche de bodas sea hermosa.