¿Las películas para mujeres son pornografía emocional?
Nuestras películas favoritas nos hacen sentir cosas. Como dijo la leyenda de Hollywood Susan Sarandon: “Entras en una sala oscura y te vuelves increíblemente vulnerable. Por un lado, todas tus perspectivas pueden ser desafiadas, puedes sentir cosas que no sentirías normalmente. Puede animarte a ser el protagonista de tu vida. Por el otro lado, puede deformarte completamente.”
Experimento esto a nivel personal. Yo lloro, grito, y enloquezco con el suspenso de cosas que no son reales. Recuerdo vívidamente el haberme frustrado y cubrirme la cara con la almohada al terminar de ver mi película favorita, Ever After, por primera vez. El drama alimenta al drama, y, como adolescente en el sótano de mi mejor amiga durante una pijamada, me estaba sofocando en él. El príncipe que va tras el personaje principal es caballeroso, respetuoso y atractivo. Él la trata con una increíble dignidad y su historia de amor emana pureza. ¿Entonces por qué me sentía tan mal?
Para responder a esta pregunta me sentí obligada a realizar otra pregunta: ¿Las películas para mujeres son pornografía emocional? La respuesta corta es no. La pornografía es un mal intrínseco que mata almas, relaciones y vidas sexuales. Las películas románticas y las novelas (que están vacías de contenido erótico), no son en sí cosas malas. Sin embargo, resulta intrigante comparar algunas semejanzas entre ellas:
Los hombres están generalmente más atraídos a cuestiones del cuerpo, y las mujeres a cuestiones del corazón
No es ningún secreto que para muchos hombres la atracción a la pornografía resulta físicamente excitante. Los varones tienden a lo visual y la pornografía puede atraerlos al mostrar actos sexuales explícitos. A cambio, los hombres se son tentados a reaccionar de un modo físico ante estos anhelos. Ellos esperan que esta respuesta los haga sentir mejor, pero en realidad sólo puede llevarlos al vacío.
Tampoco es ningún secreto que la adicción a la pornografía es una epidemia en crecimiento para las mujeres. Muchas mujeres describen su atracción hacia la pornografía como un profundo deseo de que alguien las busque con semejante intensidad. Este es un anhelo para casi todas nosotras las mujeres, el verdadero, crudo y real deseo de ser deseadas. ¡Hay todo tipo de novelas, películas y series dedicadas a nosotras porque esto es verdad!
En mi experiencia personal: el consumo de películas y libros dramáticos no necesariamente me excitaban de un modo físico, pero es cierto que mi corazón estaba alborotado. Estas historias despertaban mi deseo insaciable de encontrar el amor, pero como resultado tendía a causarme desesperación al chocarme con mi desafortunada vida amorosa. La ironía radicaba en que veía estas películas esperando constantemente que me hicieran sentir mejor… pero en realidad me hacían sentir miserable.
La pornografía y el fomento de las películas para mujeres son una falsa realidad
Muchos ex adictos a la pornografía admiten que la pornografía arruinó sus vidas sexuales porque fabricaba imágenes en la pantalla que distorsionaban su apetito sexual. La pornografía retrata a las mujeres con una luz irreal que ninguna mujer podría realmente serlo por fuera de la pantalla. Es por esto que, tristemente, muchos adictos se encuentran a sí mismos prefiriendo la fantasía a la realidad.
En un estrato diferente, las películas para mujeres nos tientan a comparar la realidad con la ficción. Las expectativas pueden ser aguafiestas. Cuando esperamos que los varones actúen como Jacob, Augustus, Edward, Noah, Peta o el Príncipe Encantador siempre estaremos decepcionadas. En la vida real no hay ninguna música de fondo, cámara lenta, ceremonia floreada o guión. Algunas veces los varones dirán y harán cosas que quizás no estuvieron tan pensadas. Si permitimos que nuestras expectativas sean moldeadas por dramas y series, podemos perdernos del poder y la belleza de lo que es real, auténtico y sin guiones de por medio.
La falta de templanza puede ser nuestra perdición
Para aquellos que luchan contra la pornografía, la clave es conocerse a sí mismos. Es vital reconocer qué situaciones te llevan a dar el click que te atrae. Si este eres tú, ¡te insto a que luches el combate contra la pornografía y descubras la libertad que Dios desea para ti!
Quiero enfatizar nuevamente: mirar pornografía siempre es grave y pecaminoso, pero leer o mirar historias dramáticas pueden no serlo. La clave es conocerse a sí mismos. ¿Qué te afecta? Pregúntate si estos estilos llaman tu atención hacia lo que es bello, bueno y verdadero o si te deprimen. Si causan que alabes a Dios o que maldigas la vida. Pueden haber ciertos momentos del mes, estados de vida o historias específicas que provoquen más angustia que otros. Pregúntate seguidamente si estás en un estado en el que puedes ser capaz de resistir estos estilos.
La mejor manera de combatir estas situaciones es practicar activamente la castidad conscientemente en nuestras vidas diarias. Te animo a que tomes la decisión de proteger tu corazón tan enérgicamente como proteges tu cuerpo. Tener la habilidad de revisarse a uno mismo en el momento adecuado siempre nos mostrará que la verdad es mejor que la ficción.