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La pornografía y la epidemia de la soledad

Muchos hombres subestiman el impacto de su adicción a la pornografía. No estoy tratando de hacer de alguien el malo de la película, puesto que yo sé, de primera mano, el poder que la pornografía puede tener en la vida de uno. De hecho, la mayoría de los hombres que conozco sienten repulsión hacia la pornografía y están disgustados con ellos mismos por haber caído en ella.

Pero eso ha contribuido a otro problema.

El uso de la pornografía como un síntoma

Generalmente, los hombres han sido expuestos a la pornografía desde una edad muy temprana. Su uso antecede la relación con su novia/esposa, y es por eso que  no es debido a su novia/esposa. La vergüenza y la culpa que le siguen no ayuda a los hombres a volverse sanos, fuertes, y virtuosos. En vez de eso, dirigen al hombre a un continuo escapismo. Después de todo, ¿quién quiere mirarse en el espejo y detestar lo que ven? ¿O ver que son un fracaso? Como respuesta, la pornografía puede ser vista como una forma de automedicación. Resulta que es una medicación que mata el alma y las relaciones.

Entender la raíz del deseo de algunas personas de escapar hacia la pornografía no excusa a nadie de las decisiones de automedicarse de esa manera. Asimismo, no es para desestimar los sentimientos de infidelidad experimentados por las mujeres cuando su novio/esposo cae en esa tentación. Esos sentimientos necesitan ser reconocidos. Sin embargo, un entendimiento profundo de las raíces pueden ayudar a las mujeres a ser menos propensas a creer la mentira de que es debido a que no son suficiente, o que son indeseables, aún si un hombre fuera a decir algo semejante.  Para las mujeres que luchan con esos sentimientos de infidelidad por el uso de pornografía de parte de sus novios/esposos, por favor, vean https://www.bloomforcatholicwomen.com/

Una escasez en la sociedad

Mientras tanto, la epidemia de la pornografía ha creado una escasez de buenos, santos hombres, quienes serían aptos para un matrimonio santo. Esto significa que habrá una mayor cantidad de mujeres virtuosas quienes, al establecer un estándar alto de santidad (pero sabiendo que nadie es perfecto), no podrán encontrar un hombre digno de matrimonio.

Elegir permanecer en un estado de soltería, “a la espera” de un futuro matrimonio santo (no estoy implicando la “vocación a la soltería”) puede ser el mejor camino hacia un gran gozo. La alternativa sería sucumbir a los deseos de la carne (y/o a los tiempos de la vida) y comprometerse con un hombre que busque las pasiones de la carne por sobre la santidad. Entrar en una relación así, permitiría a la pareja siempre ser capaces de entrar primera y primordialmente a las pasiones del espíritu, ancladas en Dios, mientras modelan el amor conyugal Trinitario al donarse mutuamente completa y alegremente, según la autoridad de Dios, sin que alguno se sienta usado o convertido en un objeto, sin ansiedades sobre lo inadecuado, y sin temor a ser rechazados.

¿Por qué alguien se conformaría con un amor más chico?

El gran deseo

Tanto cuanto el matrimonio sea idolatrado, tanto más grande será la desesperación entre aquellos que desean el matrimonio pero no logran alcanzarlo. Tanto cuanto la santidad sea elevada al punto de ser el objetivo primario de uno mismo, tanto menor será tristeza por un matrimonio que aún no ha llegado, puesto que la ausencia de un matrimonio no será visto como una restricción para cumplir con el propósito de la propia vida. Esto es, aquellos que persigan la santidad por sobre el matrimonio están en una mejor posición para hacerle frente a la verdadera y justificada tormenta de emociones que puedan surgir debido al incumplimiento de ese deseo de contraer matrimonio.

Esto no quiere decir que el matrimonio que ha de llegar no debe ser anhelado, sino que simplemente, un matrimonio santo debe ser consecuencia de buscar primero a Dios y a las relaciones santas.

En conclusión

Dado que hay menos hombres aptos para un matrimonio santo que antes, nos es conveniente más que nunca dirigir a hombres y mujeres hacia el objetivo primario de la santidad por sobre el matrimonio, para que así, cuando las esperanzas y sueños de contraer matrimonio permanezcan incumplidos, sean menos personas quienes desciendan hacia la oscuridad y la desesperación.

Si cambiásemos nuestro enfoque de esta manera, podríamos en cambio, usar nuestras vidas para proclamar continuamente la bondad del Señor, a la vez que se evangeliza al mundo de un modo profundísimo, el cual incluye la resistencia paciente de los sufrimientos reales, pero con paz y gozo en nuestros corazones.

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Hudson Byblow is a Catholic speaker, author, and consultant who lives in the Midwest where he has a career in education. He has presented at National and International conferences in the United States and Canada and also presents to clergy, schools, and parishes. Additionally, Hudson serves as a consultant to various Catholic agencies, speakers, and educators. His website is www.hudsonbyblow.com and he can be booked by emailing info@hudsonbyblow.com.

 

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