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¡La caballerosidad está volviendo!

El otro día me encontré con un artículo que básicamente proclamaba “La caballerosidad está muerta: He aquí porqué.” Una luz de advertencia roja y brillante se agolpó en mi mente, sentí la tentación de rendirme ante esa pesimista forma de pensar. Y lo entiendo, realmente lo entiendo. Pretender que no necesitamos hombres fuertes suele afectar menos que reconocer que la necesidad de ellos pueda quedar insatisfecha.

Para muchas mujeres, este mecanismo de auto-defensa dificulta la aceptación de gestos románticos genuinos o expresiones de honor. Durante mucho tiempo, fui una de esas mujeres: no veía mi propio valor, por lo que no confiaba en que alguien más lo hiciera. Me era más fácil ser ruda y alejar a las personas que ser vulnerable y correr el riesgo de ser herida, pero eso significaba que era incapaz de recibir el respeto que mis hermanos en Cristo trataban de mostrarme.

Para otras, la caballerosidad les resulta antigua e innecesaria puesto que sienten la necesidad de probarse a sí mismas. El último siglo ha concebido un tipo específico de mujeres, quienes creen que ser independientes y auto-suficientes es el mayor signo del éxito y, mientras menos reciban de los hombres, mejor. Como resultado, los hombres tienden a tener miedo de la caballerosidad porque no quieren ser vistos como patriarcales, sexistas, o incluso irrespetuosos.

¡Pero no creo que ese sea el fin de la historia!

Yo creo que…

…Las mujeres merecen ser buscadas: no me contento buscando.

…Cuando un hombre me abre la puerta, me deja pasar primero, cede su asiento, ofrece su abrigo cuando hace frío o carga algo pesado por mí, eso es honorable y cortés más que patriarcal.

…Tener un hombre que ofrezca su ayuda en esas simples cosas es un reflejo no de mi capacidad, sino de mi valor. Puedohacerlo por mí misma, pero elijo aceptar su oferta.

…Ser acompañada hasta la puerta de mi casa no significa que el hombre esté esperando algo más.

…Los hombres que tienen límites claros me están mostrando respeto más que desinterés.

…Las notas de amor son un signo de sinceridad más que de zalamería.

…Un hombre que es intencional y claro sobre sus sentimientos es más atractivo que uno que se hace el difícil y falla en guardar mi corazón.

…Someterme al liderazgo de mi futuro esposo no me hace menos mujer: una masculinidad auténtica nutre una feminidad auténtica, y viceversa.

Y creo que hay una generación de mujeres alzándose que sienten lo mismo. Las mujeres que están seguras de sí mismas sobre quiénes son en cuanto a hijas del Rey Todopoderoso, pueden simultáneamente humillarse al abrazar su necesidad de complementariedad de parte de los hombres y afirmar su propia dignidad femenina. Ellas reconocen que dejar que un hombre las proteja y provea para ellas, no es un signo de debilidad, sino un signo de su infinito valor.

Esas mujeres son hermosas. Son fuertes. Son cautivantes. Sobre todo, ellas acercan a las personas a la imagen de Cristo que ellas reflejan. Saben quiénes son y de quién son, y ellas confían en el plan que tiene Dios para sus vidas. Ellas encarnan la verdadera feminidad y liberan la verdadera masculinidad de los hombres que las rodean. Mujeres: ustedespueden elegir ser una de ellas. Vengan y únanse a la revolución.

Hombres: en las palabras del gran San Juan Pablo II, “no tengan miedo” de tratar a las mujeres con la dignidad y respeto que se merecen. Si rechazan sus esfuerzos caballerosos, recuerden que la realidad invisible puede ser que estén desesperadas por encontrar un amor auténtico pero están tan sumidas en el mensaje de que no son dignas de ese amor que están a la defensiva para protegerse del riesgo de ser heridas. ¡Necesitan sus oraciones más que nunca! ¡Sean los hombres que sus corazones desean ser, y tengan el poder de indicarles el amor de Cristo y ayudarlas a restaurar la visión de sí mismas! Nunca desestimen ese privilegio.

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Esther Rich tiene un título de bachiller en Psicología de la Universidad de Oxford, en el Reino Unido, y está actualmente completando el Sion Community Youth Foundation Year., trabajando en su equipo de jóvenes ministros. Ella ama la Teología del Cuerpo, al Papa Francisco y a una buena banda de adoración. Es apasionada sobre empoderar a las mujeres para que sean quienes fueron creadas a ser, y escribe en el blog “For Such A Time As This.”

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