Vales más que una bikini
Comprar trajes de baño. Me estremezco un poco por las implicancias de esa frase corta, escalofriante e inductora de la culpa por los postres. Estamos en Junio, por lo que si eres una mujer mayor de siete años de edad, probablemente estás sintiendo la presión de elegir ese traje que te hará lucirte mientras descansas al lado de la piscina o vas a la playa este verano. Sé que he pasado por eso varias veces en mi vida.
Años atrás, escribí mi primer blog relacionado a la compra de trajes de baño. Al final de ese blog, juré no volver a usar esas bikinis tan pequeñas para ayudar a los hombres de mis alrededores a mirarme de tal modo que no fuera potencialmente dañino para sus almas…y para recordarme a mí misma de mi valor.
“Valor” resulta una palabra vaga que siento se tira por doquier y la mayoría de las veces sin una clara definición al respecto. Quiero explorar la palabra “valor” en relación a una persona humana.
¿Entonces, cuánto vales? ¿Puede un precio ser asignado a una persona?
Sorprendentemente…sí.
Cuando San Pablo instruye a los Corintios en su primera carta, les dice que traten bien a sus cuerpos y huyan de la inmoralidad sexual. Pablo les dice “sino que han sido comprados, ¡y a qué precio! Glorifiquen entonces a Dios en sus cuerpos.” (1Cor 6, 20).
¿A qué precio puede uno ser comprado? ¿Y de qué fuimos comprados?
El precio a pagar por la raza humana de las garras del pecado y de la muerte fue nada más y nada menos que la muerte del mismísimo Hijo de Dios, Jesús.
Cada persona existente vale la sangre, la agonía, el dolor físico y mental, y en última instancia, la muerte de Cristo. Nada menos que eso. Así contemplado, soy más capaz de entender mi propia decisión de vestir ropa de verano más modesta.
La verdadera modestia no se basa ni en la culpa ni en el miedo…se basa en el conocimiento del valor. Si soy honesta, usar bikinis era algo que esperaba me volviera deseable. Reduje mi valor al basarme en qué tan atractivo o no era mi cuerpo para aquellos que me rodeaban. No veía que al hacer esto, me estaba vendiendo a un menor precio (menospreciando). Soy mucho más que tan sólo partes de un cuerpo a mostrar.
Algunos pueden (y lo hacen) argumentar que “es mi cuerpo. Puedo vestirme como yo quiera.”… Y dado que el libre albedrío es una realidad, eso es parcialmente cierto. Pero, honestamente no creo que la frase reconozca plenamente su propia insuficiencia como para decir algo significativo.
Esta frase desvía la responsabilidad hacia los varones y ciega a una de ver los sacrificios que el amor requiere. No hay amor verdadero sin sacrificio.
En mi caso, las decisiones que tomé respecto de mi vestimenta no estaban expresando amor –ni lo estaban recibiendo. Estaba recibiendo mera atención superficial y potencialmente llevando a otros al pecado. Esto es lo que debía sacrificar en orden a expresar y recibir amor de un modo más honesto y refinado.
En orden a amarme más correctamente y a las personas que me rodeaban, necesitaba dejar de convertirme en un objeto y elegir trajes de baño más modestos (pero lindos y a la moda) por los últimos tres años y me he sentido más empoderada, cómoda, hermosa, y ciertamente más agradecida por el cuerpo que Dios me dio.
Esta pequeña decisión ha cambiado mi corazón sobre cómo me visto y me ha ayudado a ver más claramente el valor de la verdadera y genuina modestia.
Cuando elijas un traje de baño para este verano, no te dejes llevar por lo que el mundo ha normalizado y alaba, que es el volverse un objeto. No te dejes reducir a una serie de partes. Esta decisión cambió mi experiencia veraniega de muchas maneras positivas. Espero que te me unas mientras continúo descubriendo la belleza en la modestia este verano. Vales mucho más de lo que el mundo ofrece.
Estaré rezando por ti mientras luchas contra nuestra sociedad sexualizada este verano.
Dios te ama muchísimo, y yo también.
1 Corintios 13.
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Rebekah Hardy vive en New Jersey y estudia en Mount St. Mary’s University en Emmitsburg, Maryland donde se especializa en Teología y Educación. Es la vicepresidenta de la junta ejecutiva de la SGA de su universidad, es una líder en retiros para el Campus Ministry, y es una estudiante líder de FOCUS. Disfruta de los deportes, rezar el Rosario, y beber todo tipo de café. Conectate con ella en su blog (https://catholiclifesite.wordpress.com/) y en Facebook o en Twitter al @bekahhardy7.